Ramón Mena, de 51 años, habitante de la calle que encontraba su sustento en la venta de bolsas plásticas para basura en los semáforos de Bogotá, resultó ser el primer sancionado por el comercio de estos elementos contaminantes.
Aunque el proyecto de ley, presentado por el representante Mauricio Gómez y el senador Antonio Guerra, apenas comienza a ser discutido en la comisión quinta, agentes de la policía detuvieron a Mena con el argumento de que las bolsas no eran biodegradables.
No obstante el que los grupos ambientalistas y el público en general hayan aplaudido la intención de la medida, nadie esperaba efectos tan inmediatos: “Don Ramón lleva cinco años vendiendo sus bolsitas en el semáforo sin hacerle daño a nadie. ¿Por qué no detienen más bien a los ladrones de la bolsa de valores?”, protestó, con ingenio, un vecino del lugar.
El proyecto pretende eliminar por completo las bolsas de plástico para el año 2025.
Otros ciudadanos consultados consideran que en los semáforos son escenario de prácticas mucho más peligrosas para la gente, como el robo de espejos, la venta de libros y DVD piratas, o la falsificación de cerezas, que en realidad son ciruelas pintadas.
Al momento de la publicación de esta noticia, voceros de la Policía informaron que Ramón Mena ya había sido puesto en libertad, previa incautación de 12 paquetes de bolsas de polietileno y la advertencia de no volver a vender elementos que pongan en riesgo el medio ambiente.