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Una sorprendente explicación del origen de su fortuna entregó hoy ante instancias judiciales Jennifer Ambuila, hija del ex funcionario de la DIAN en Buenaventura, Ómar Ambuila acusado de corrupción.

«No metan a mi papá en esto, todo lo que yo tengo se los debo a mi ex marido, su excelencia el señor Príncipe de Nigeria», comenzó declarando.

«Mi vida cambió un día que me llegó un correo suyo, él, hombre generoso como no hay otro sobre la tierra, tuvo a bien escogerme por gracia de Dios como la elegida para compartir su enorme fortuna. Al principio él solo quería compartir su dinero, pero ocurrió que cuando fui hasta Nigeria a recogerlo hubo lo que llaman un flechazo. Nos gustamos, nos enamoramos y fuimos hasta donde Dios lo permitió, muy felices».

Ambuila describió al miembro de la realeza nigeriana como ‘un ser de luz’. «Tiene que conocerlo, señor juez, es un caballero como los que ya no hay. Siempre pendiente de mi, además muy cariñoso y detallista. Completamente entregado a repartir su enorme fortuna. Lo único que tal vez le reprocho es que dedicaba demasiado tiempo al día a sentarse a escribir correos a las personas a las que quería regalarle parte de su dinero. Yo le decía, ‘vamos príncipe démonos una vuelta en el lamborghini que estoy aburrida’ y él siempre me respondía: ‘no cariño, no puedo me falta mandar 788 correos y si no los mando ahora no los mando nunca y luego tengo que correr a Western Union porque me lo cierran para empezar a poner los giros, lo siento, pero no estés triste, lo importante es que tú sabes que te adoro, que eres mi viento y eres mi sol'».

A la pregunta del motivo por el cual terminó el supuesto vínculo conyugal, Ambuila, con la voz entrecortada culpó a la aerolínea Avianca.

«La relación iba tan bien que decidí que era hora de llevarlo a Buenaventura a que conociera a mi familia. El viaje iba muy bien hasta que llegamos a Bogotá. Recuerdo que nos bajamos del avión, normal, él le regaló algunos millones de dólares a las azafatas al bajar, luego hizo lo mismo con algunos pasajeros que venían en el avión, pero todo cambió cuando llegamos al área de conexiones y la señorita de Avianca le dijo que el vuelo a Cali estaba cancelado porque un chulo se había metido en la turbina del avión. Yo no se si ustedes saben, pero los chulos o gallinazos son un animal sagrado para su tribu y ellos son muy supersticiosos con todo lo que tenga que ver con ellos. Que eso le hubiera pasado al avión que lo iba a llevar puso a mi príncipe muy ansioso, nunca lo había visto así. Y se puso peor cuando un empleado lo reconoció, porque ya alguna vez le había regalado parte de su fortuna y como lo estimaba y le guardaba agradecimiento se le arrimó y le dijo al oído la verdad, que lo del chulo era cuento, que simplemente no había aviones suficientes ni pilotos».

«Eso lo puso muy mal y lo hizo jurar no volver a repartir nada a los colombianos. Lo que nunca me imaginé es que incluyera el cariño que todas las noches me repartía junto con dos o tres millones de dólares. Todo eso se acabó, el sueño terminó me dije a mi misma, Y pues como yo no sabía hacer nada, ni había estudiado nada entonces no me quedó sino meterme de influenciadora, que era en las que andaba cuando se produjo todo este terrible malentendido», concluyó sollozante.

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