Publicado el por en Tendencias.

Gabriela Maldonado, estudiante colombiana del programa de doctorado en estudios culturales con perspectiva de nuevas ciudadanías, biopolítica y Foucault revisitado de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, ha decidido dejar de hablar.

Así se lo comunicó a sus allegados ayer mediante una carta -en papel reciclado y tinta ecosostenible- en la que expresa que, palabras más menos, sus estudios la han llevado al punto en el que puede concluir no existe acción comunicativa desprovista de intencionalidad y carga política opresiva. «Cada palabra es portadora de una herencia de múltiples violencias. Encuentro en el silencio la única manera de romper el círculo vicioso», plantea.

Estos son algunos apartes de la misiva:

«El sol sale por el Oriente, ¿Por qué el Oriente, punto cardinal que desde los egipcios ha sido abierta e impunemente patriarcal y depositario de las energías más retrógradas? Cada amanecer es una ofensa para las vibraciones de Occidente (…) Cuerdas vocales que vibran sin haberle consultado antes a las células, dominadas por siglos por los impulsos neuronales que depredan sin preguntar (…) ¿Si deseo buenos días soy heteronormativa, el día, ¿Y la vida, la energía, la vibración del útero de Pachamama dónde queda? ¿Pero si callo entonces soy dominada por el silencio, y pisoteo la omisión del habla?» (…) Si desayuno agua de panela perpetúo el paternalismo, si opto por un bagel pruebo el sabor del esnobismo, de la exclusión, qué tormento».

«Antes veía mucha televisión. Pero la última vez que vino luego de apenas cinco minutos de ver el noticiero le lanzó el control del Directv a la pantalla. También leía el periódico, pero ya no. E igual, hizo trizas de la ira el último que trató de leer», declaró a Actualidad Panamericana su madre, Fanny VanTierer.

«Desde que comenzó con el posgrado se comenzó a volver silenciosa e intolerante. Ya al final no le podíamos decir nada porque todo lo que le decíamos lo interpretaba como una ofensa para ella o para alguien más, ha sido un drama, si te soy sincera», «Lo que más nos angustia fue lo que le dijo a una amiga: respirar es una microagresión».

Entretanto ha dicho que solo se comunicará a través de un haiku mensual y de pictogramas que deberán aparecer en las heces de sus gatos.

Comentarios

Comentarios