Desesperado en su afán de conquistar a quienes votaron por el profesor Sergio Fajardo, Iván Duque sorprendió hoy apareciendo como director técnico de un equipo infantil al norte de Bogotá.
Antes de empezar el entrenamiento, convocó a un grupo de periodistas, a quienes hizo esperar mientras se ponía la sudadera, cachucha y silbato de rigor. Uno de sus asesores pidió a los comunicadores fue no volver a decirle doctor, sino que se dirigieran a él como profesor.
«Miren, acá tengo 11 pelados jóvenes verracos, todos de Uncoli, nueva generación, el futuro de Colombia. Desde que llegué, todos me dicen profe: que venga profe póngame a mi, que profe dónde está mi peto, que profe no sea bruto no ponga a maicol de arquero que a ese le dicen Karius, profe, tengo chichí, profe para aquí, profe para allá», dijo Duque mientras le picaba el ojo a sus asesores.
Fuera de micrófonos, uno de los estrategas de este nuevo cambio de imagen explicó que, de todas las alternativas, la de la escuela de fútbol era la mejor para ocupar el hueco que deja Sergio Fajardo como profesor. También contemplaron el rol de maestro de obra, pero les resultaba «demasiado castrochavista». La opción de ‘profe’ de chalanería, del entero agrado de Álvaro Uribe, compitió hasta último momento con la elegida.
Con la coyuntura del mundial que se avecina, fútbol y pedagogía será, sin duda, una opción ganadora con miras a la segunda vuelta.