Llorando desconsolado llegó hoy temprano a su casa Daniel Rembeck luego de que fuera objeto de un fuerte matoneo por parte de sus compañeros, pero también de profesores, personal administrativo e incluso de la sicóloga del colegio solo por mostrarse a favor de la decisión del Gobierno de vender Isagen
Heredero de una arraigada tradición neoliberal, devoto del libre mercado al punto de bautizar a su cachorro border collie «Smith» y desde muy pequeño interesado en los grandes temas de la vida nacional, Rembeck, de 11 años, respondió «pues defender la venta de Isagen en redes sociales, maestra» a la pregunta de su profesora sobre qué había hecho en estas vacaciones.
Dicho eso, sus compañeros, liderados por la profesora, enfilaron baterías contra Daniel. Los insultos recibidos se ubicaron en un espectro que comienza en «vendepatria» y termina en «bobo marica».
Perturbado, Rembeck asegura que abandonó el salón en busca de ayuda en las oficinas del colegio así como de apoyo por parte de la sicóloga. Pero fracasó. Mientras la secretaria del director de primaria le arrojó el tinto en la cara al conocer su queja, la sicóloga, que se mostró inicialmente muy receptiva, lo humilló con una carcajada aderezada con boronas del paquete de trocipollo que a esa hora consumía cuando supo la razón de su angustia.
Hasta el personal de servicios generales la emprendió contra él. Cuando pidió ayuda para abrir y limpiar su casillero vandalizado por cuenta de su polémica postura, estos se limitaron a responder que esperara a que la mano invisible obrara.
Preocupados, los padres de Rembeck han emprendido una cruzada por los medios de comunicación y las entidades comprometidas con la lucha contra el matoneo escolar. «Todos tenemos límites, tampoco pues», ha sido la respuesta más frecuente. Nadie ha querido ayudarlos. Solo encontraron apoyo irrestricto del Ministro de Hacienda, en cuyo despacho permanece el joven atendiendo llamadas de la encuestadora encargada de confirmar que la ciudadanía apoya la venta.