Publicado el por en Aunque usted nos lo crea, Judicial.

A partir de mañana el municipio hasta hoy conocido como Unión Panamericana, ubicado en el suroriente chocoano, deberá cambiar de nombre.

Esto tras un largo y costoso litigio con una poderosa corporación que no estuvo de acuerdo con que este ente territorial utilizara una denominación que dice pertenecerle. «Aquí nos han despojado de todo, solo faltaba el nombre, y mire, pasó», afirmó un animeño que pidió reserva de su identidad.

«Hicimos hasta donde pudimos, intentamos conciliar, invitarlos a conocer el municipio, su gente, sus necesidades, pero fueron intransigentes», aseguró su alcalde. «El 70 por ciento del presupuesto de 2021 se nos fue en abogados y viajes a Bogotá para tratar de responder a las 3.453 acciones jurídicas de diversa índole que esta gente nos metió porque insisten en que nada en Colombia, y pronto en el mundo, puede llamarse Panamericana», reclamó su alcalde Alejandro Mosquera Fomi.

El burgomaestre añadió que si bien la pérdida de la mitad del nombre es un duro golpe para un territorio ya de por sí bastante golpeado por los flagelos de la violencia y el olvido del centro, prefieren desistir para así atender necesidades verdaderamente urgentes. «Estamos para colmo incomunicados porque el único teléfono del municipio mantiene ocupado con llamadas de ellos». «En el juzgado municipal promiscuo tenemos un archivador lleno de cartas amenazantes impresas en papeles de todos los formatos, texturas y colores».

La noticia cayó como un baldado de agua fría a los descendientes del caricaturista chileno Pepo, poseedores de los derechos de la tira cómica Condorito a quienes hoy esta misma empresa tiene en la mira debido a que «por años se lucraron con la denominación ‘Panamericana’ en el tradicional chiste de las páginas centrales de la revista Condorito».

Según fue posible establecer, el nuevo nombre de Unión Panamericana será «Unión a secas», Chocó, con esto podrá avanzar el proceso de compra del municipio por parte de Antioquia, departamento que había establecido como exigencia inamovible «tener el nombre saneado».

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