Publicado el por en Judicial, Política.

Desubicado se le vio al ministro de defensa, Guillermo Botero, en su última comparecencia ante el Senado con motivo de una nueva moción de censura que cursa en su contra.

Todo comenzó cuando Botero reaccionó con un sonoro, «pero un momento, ni que yo fuera el Ministro», tras escuchar paciente la intervención del senador citante, Roy Barreras, en la que este denunció graves hechos ocurridos durante el tiempo que ha ocupado el cargo en el gabinete.

Perplejos, los senadores presentes guardaron silencio unos segundos a la espera de que Botero diera más pistas sobre su respuesta. Esto es, si se trataba de un chiste flojo e inoportuno o una arriesgada jugada retórica para comenzar en punta su respuesta. Solo la bancada del Centro Democrático se atrevió a concluir que eran palabras propias de una inteligencia superior.

Las dudas se aclararon instantes después cuando, desubicado y en actitud de buscar un vaso, el funcionario preguntó: «un momento que no estoy entendiendo nada, ¿por qué me dicen Ministro?».

Fue ahí cuando uno de sus asesores se acercó a la primera de las tres curules que ocupaba para informarle en voz baja de su cargo y hacerle un brief sobre las responsabilidades que acarrea.

Al tiempo que esto ocurría, entre murmullos, numerosos subalternos y oficiales de las distintas fuerzas presentes en el Capitolio  se congratulaban en voz muy baja pues al parecer había llegado el esperado momento en el que Botero entendería que las frecuentes invitaciones a Palacio de las que ha sido objeto en el último año no eran ‘para hablar paja y calmar la sed’ y que la ‘viajadera en helicóptero’ no era para ‘mirar tierritas que están dejando baratas’.

Pero tal cosa no ocurrió. Molesto, Botero exclamó: «no se por qué me invitan a una fiesta en la que solo dan jugo de cajita -en alusión a la bebida del refrigerio que le proporcionó el servicio de catering del Congreso- y en la que además me regañan. Si van a regañar a alguien por todo eso que alcancé a oír entre sueño y sueño pues debería ser al Mindefensa».

Ejerciendo su derecho de réplica, aseguró después que «claro, con gusto,cuando quieran les explico lo de la bomba, es más, les adelanto: eso es dos alkaseltzer un limón y media de bicarbonato».

Por último concluyó: «déjenme unos días y me empapo, como que yo soy el Ministro, o por lo menos esa fue la versión que me entregaron».

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