La única puerta que aún funcionaba en las estaciones de Transmilenio muy pronto dejará de servir, tras un accidente acaecido esta mañana en la estación Calle 74 en la troncal Caracas, donde el pequeño Estiven Manrique se machucó el dedo anular de la mano izquierda.
Testigos presenciales narraron que aunque el pequeño estaba junto a su madre, en un momento de descuido este sacó la mano por la puerta asumiendo,como es natural, que no funcionaba. Sin embargo, la puerta esta vez si se cerró atrapando los dedos del pequeño Wilmer.
«Pues yo la verdad no sabía que las puertas de Transmilenio se cerraban. Nunca había visto una funcionando, todos creíamos que eran de adorno, pero vea usted, gracias al sacrificio de este pequeño ahora sabemos que al menos si hay una puerta que cierra», manifestó un incrédulo usuario del sistema masivo que cree que el movimiento de esa puerta es un acto de brujería llanera o magia negra de algún espiritista del barrio Santa Fe.
Afortunadamente el accidente no revistió mayor gravedad para el menor que sólo sufrió una ligera contusión en sus nudillos y la pérdida de un moco que tenía en el dedo índice, y que se aprestaba a comer.
Hechos como este ponen de manifiesto que en Bogotá los ciudadanos han perdido la fe en las puertas y en el sistema masivo.
La dirección de comunicaciones de Transmilenio emitió hacia el mediodía un comunicado en donde explican el evento y proponen medidas de solución:
«En Transmilenio nos preocupamos por la seguridad de los pasajeros, es por eso que hemos decidido ponerle 3 candados y una cadena a esa puerta para que nunca vuelva a abrirse y cerrarse sobre los dedos de ningún niño. No nos dejaremos amedrentar. Adicionalmente, el sistema trabaja por romper todos los sistemas eléctricos de las puertas para que nunca nadie se machuque y además evitarle a los bogotanos el esfuerzo de trancarlas con su cuerpo. Esta empresa es innovación al servicio de la gente.»
