Un obstáculo que no estaba en las cuentas de nadie acaba de surgir para los organizadores de la visita del papa Francisco a Colombia el próximo mes de septiembre. Se trata de la férrea oposición del gremio taxista a que el pontífice se desplace en papamóvil, su tradicional vehículo.
«El autodenominado papamóvil es blanco y presta servicio especial, eso lo convierte inmediatamente en objetivo militar en cualquier punto de la geografía nacional y sin consideración de la dignidad del cargo que ostente el susodicho pasajero», aseguró, alterado, su vocero, Hugo Ortiga.
La sentencia prendió las alarmas entre los responsables de la seguridad de Francisco, en particular la Gendarmería Vaticana, advertida por otras agencias de seguridad del planeta sobre el grado de peligrosidad que estas coinciden en otorgar a uno o varios taxistas bogotanos bravos y en gavilla, apenas superado por el de las fuerzas élite de Isis.
Gianni Vertopi, subcomandante de esta unidad policial responsable de la seguridad del santo padre en sus desplazamientos por fuera del Vaticano, ha expresado cierto desconcierto por la respuesta de las autoridades colombianas frente a este asunto. «Han dicho algo así como ‘con esa gente es mejor no meterse, déjelos sanos’ y cuelgan». Yo entonces elevo una oración por su salud, claro, pero también para que los colombianos me den una respuesta sobre qué hacer.
«Nuestra posición es la que adopte el señor Ortiga», fue la escueta respuesta dada a este medio por un vocero de la Secretaría de Movilidad de Bogotá
A última hora se abría camino la posibilidad de brindarle al papa argentino una capacitación exprés para que salga indemne el uso del servicio de los amarillos, algo que a esta altura todos los que tienen que ver con su visita ven como inevitable.
Así lo confirmó una fuente cercana al comité responsable de la visita: «Se le instruirá sobre la importancia de llevar sencillo; de ir donde el conductor vaya, no donde él pretenda; de no reclamar por el ‘espejito cuquero’ -recuerden que lleva sotana- y de ninguna manera pretender llevar la contraria de cara a las opiniones políticas que exprese el taxista. Creo que la sencillez y el carácter apacible, amoroso, imperturbable que Francisco ha querido mostrar en estos años de pontificado pasarán por una muy dura prueba. Oremos para que salga avante».