Entre el paquete de cambios en aras de un mejor servicio del sistema de transporte masivo de la capital, uno ha llamado la atención. Se trata de la novedosa figura de pago por silencio a los miles de músicos que pueblan el sistema.
La medida, que comenzará a regir el próximo martes, obligará a los intérpretes a preguntarle a los pasajeros si prefieren que pasen de una vez a recoger el pago o si insisten en escuchar sus acordes. El interrogante deberá hacerse inmediatamente después del consabido «buenos díaaaas….bueenooos díaaaaas. Otra vez: buenoos días, ahora sí, mucho mejor (inserte aquí reflexión culposa)». Si la mitad más uno de los presentes se muestran partidarios de saltarse la interpretación ‘con unos arreglos de mi autoría que espero sepan valorar’ de ‘De que callada manera’ o similares entonces los artistas deberán proceder a recoger el aporte voluntario.
Estudios contratados por Transmilenio S.A. demostraron que el pesar es la emoción que lleva a un 93% de los usuarios del sistema a contribuir con el arte informal. Un vocero de la empresa se refirió en estos términos a la novedad:»Creo que estamos ante un gana-gana: los jóvenes reciben ingresos, los pasajeros que ‘se bajan del bus’ calman la culpa y la población restante puede disfrutar de su viaje sin verse obligados a añadirle una obligada banda sonora. Lo siguiente es vender valeras. En los portales los usuarios podrán comprar una de diez, y prepagar así su viaje silencioso. Esto es innovación mejor para todos».