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Algunos almacenes de disfraces y sex shops estarían incurriendo en discriminación de mujeres en condición de fealdad, prohibiéndoles la compra de disfraces sexis, e incluso impidiendo la entrada a sus establecimientos.

La denuncia la hace la asociación feminista Frida Kahlo, que ha recibido las quejas de sus agremiadas. “Vemos aquí la doble victimización de la mujer, a la que esta sociedad falocéntrica y patriarcal, por una lado, exige vestirse como prostituta para sentirse aceptada en el Halloween y, por el otro, le impone barreras para adquirir los disfraces”, comentó Mercedes Afanador, vocera del movimiento.

Por su parte, los dueños de las tiendas acusan a las feas de arruinar su negocio: “El Halloween hace rato dejó de ser una fiesta infantil para convertirse en la única oportunidad que tenemos las mujeres lindas para mostrar nuestros atributos. No es justo que vayas al gimnasio todo el año para estar bien linda, y el 31 aparezca un bagre con tu mismo disfraz. ¡Gas!», opinó Linda Aristizábal, gerente de mercadeo de Cuchivaches, tienda de disfraces que hace su agosto en octubre.

Los disfraces más vendidos este año entre las mujeres, según Linda, son los siguientes:

  1. Enfermera sexy
  2. Policía sexy
  3. Telemercaderista sexy
  4. Astrofísica sexy
  5. Peppa Pig sexy
  6. Abuela sexy
  7. Vendedora de Baloto sexy
  8. Madre comunitaria sexy
  9. Negociadora de paz sexy

Algunos, como el psicoanalista Ignacio Restrepo, afirman que la prohibición para que las menos agraciadas puedan salir semidesnudas el 31 de octubre no es más que una evolución de los cortejos de apareamiento de otros primates: «Para muchas mujeres este día es la única oportunidad que tienen en el año para conseguir pareja. Esto explica el afán desesperado por llamar la atención de los hombres, así sea exponiéndose a una pulmonía o a terminar etiquetadas en Facebook y que algunas hagan hasta lo imposible por eliminar a la competencia».

El debate está que arde, y de no levantarse esta prohibición, las «feas» del país amenazan con desnudarse frente a las tiendas en señal de protesta, algo que no conviene a nadie.

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