Publicado el por en Bogotá, Política.

El antes y el después del candidato.

Por lo menos tres semanas estuvo ausente de la vida pública el candidato a la alcaldía de Bogotá, Rafael Pardo. El motivo fue el implante de carisma al que fue sometido en los primeros días de enero con miras a la campaña para la alcaldía de Bogotá, cargo al que aspirará -si las encuestas lo permiten- como representante de la Unidad Nacional.

«Estábamos cansados de oír lo mismo. Que es inteligente, sensato, buen administrador, pero que tenía más encanto y carisma un delegado de rifas, juegos y espectáculos», aseguró a este portal un vocero de la campaña. «Entonces decidimos someter al candidato al transplante. La decisión estaba tomada desde septiembre pero solo hasta diciembre apareció el donante. Un trovador paisa que varias veces llegó a la final del concurso nacional de la trova que organizaba Alfonso Lizarazo en Sábados Felices».

En las huestes del ex ministro de defensa y trabajo se espera que este nuevo ingrediente del aspirante pronto se refleje muy pronto en las encuestas.

«Nos toca así, si no funciona entonces ya tocará el plan B que es prometer la pavimentada del río Bogotá, marquesina para los aguaceros y la Secretaría de las flores, los atardeceres y el arco irirs, que eso es lo que le ha funcionado a los últimos que han ganado, o trabajarle la paranoia y que empiece a ver conspiraciones por todo lado. En cualquier caso, no puede aparecer como capacitado para el cargo, con propuestas realistas, porque ya sabemos que candidatos así no pegan en el electorado bogotano», concluyó la fuente.

Cuando intentamos abordar al candidato para conocer sus impresiones, sus asistentes nos informaron que este se encontraba en clase de zumba fitness. En una segunda oportunidad nos pidieron no interrumpir el chiste que le estaba contando a su equipo ideológico.

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