Ante la falta de resultados en los más recientes ciclos de conversaciones y la necesidad por parte del Gobierno por cerrar pronto alguno de los temas de la agenda, se estaría contemplando esta alternativa.
Frente a los reportes cada vez más pesimistas del equipo negociador, el presidente le habría pedido a su círculo más cercano pensar en una alternativa que lograra sacar los diálogos de la modorra en la que cayeron durante esta época electoral. Fue entonces cuando su equipo de asesores puso sobre la mesa la opción de incorporar a quien es considerado el zar de los taxis en Bogotá.
Antes de hacerlo tuvieron muy en cuenta las habilidades del personaje en materia de negociación. Examinaron sus antecedentes y notaron cómo en cosa de años ha logrado para su gente unas condiciones privilegiadas, además de una total inmunidad penal sin ceder nada absolutamente nada a cambio. «Tráiganmelo, ya, un tipo como ese el que necesitamos», habría respondido, entusiasmado, el Presidente, cuando se le expuso su hoja de vida. Además, reportes de inteligencia, han confirmado que los taxistas bogotanos inspiran más temor y respeto entre la guerrilla que los más aguerridos soldados de las fuerzas especiales.
«Camarada Ríos viajó a Bogotá, le advertimos no ir a coger taxi en la calle después de las 9:00 y menos en quincena, jamás llevarles la contraria y siempre tener sencillo para pagarles», se puede leer en un correo de 2005 hallado en el computador de Raúl Reyes sobre un viaje del fallecido Iván Ríos de incógnito a Bogotá.
El único inconveniente para la incoporación de Peña pasaría por la respuesta, muy propia de su gremio, que dio a la secretaria de Palacio cuando le preguntó si estaría dispuesto a ir a Cuba: «Uy no princesa, yo por allá no voy».
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