Indignado con su ministro de hacienda se mostró ayer martes el presidente, Juan Manuel Santos.
«Dejé 40.000 pesos para que me tuvieran un mercadito ahí con lo básico para la llegada y me encuentro con que la empleada le dice a Tutina que solo le alcanzó para un tomate, un cubo de caldo Maggi, una bolsa de leche y 500 de cilantro. Con esa misma plata antes llenábamos la nevera. ¿Usted qué fue lo que hizo?», le indagó iracundo en alusión a la reforma tributaria aprobada en diciembre por el Congreso mientras el primer mandatario aumentaba su cultura general gracias a un recorrido didáctico por distintos países del viejo continente.
La familia Santos había tomado la decisión de dejar la nevera vacía al partir rumbo a su largo periplo de fin de año que comenzó con la ceremonia en la que el jefe de hogar recibió el premio Nobel de la paz en Oslo, Noruega, a principios de diciembre. «Es que uno deja esa nevera con comida y después de tanto tiempo llegas y está oliendo a diablos», acotó la primera dama, María Clemencia Rodríguez de Santos quien se mostró «plenamente dispuesta» a liderar un comité de señoras elegantes contra el aumento de impuestos.