Luego de un caso presentado en Barranquilla, en el que uno de los pasajeros propinó varias puñaladas a un atracador, el gremio de los ladrones del transporte público exigió más presencia de la policía para ejercer su trabajo sin arriesgar la vida.
En un video que circula en redes sociales, dos hombres se subieron al bus con un arma de fuego en cercanías a la Plaza San Roque. Al finalizar el robo de todo lo producido por el chofer, los asaltantes bajaron del vehículo, no sin antes recibir varias puñaladas en la espalda causadas por un pasajero.
«Es un caso grave de intolerancia», declaró un profesional del atraco que pidió no ser identificado. «Nos toca trabajar en condiciones muy difíciles. Este es un trabajo muy peligroso, prácticamente arriesgamos nuestras vidas cada vez que salimos a robar. Uno se despide de la familia por la mañana pero no sabe si por la noche va a regresar», puntualizó.
Según datos del Ministerio de Trabajo, el 90 % de los rateros trabajan en la informalidad y no cuentan con afiliación a las Administradoras de Riesgos Laborales (ARL) y mucho menos cotizan a pensión.
Además, es uno de los oficios donde hay mayor desigualdad, ya que los ladrones de cuello blanco cuentan con todas las garantías para la ejecución de su trabajo y obtienen mayores ganancias mientras que los de estratos bajos no reciben el apoyo de las autoridades.