Rostros de decepción y tristeza se registraron hoy entre el gremio de colados de Transmilenio.
«Estábamos muy motivados, con una ilusión enorme por lo de los buses nuevos, pero la verdad es que con lo que salieron no nos satisface», afirmó un vocero de la Federación Nacional de colados de Transmilenio y Sistemas de Transporte Masivos Conexos, Fenaltraco.
«La ergonomía de los espaldares deja mucho que desear, es increíble que a estas alturas no se tengan en cuenta estudios de vanguardia en materia de postura corporal y armonía del ser. Si observas bien la ondulación termina llevando a la vértebra TH10 a meterse en el campo de radiación del chakra nanipura con el subsiguiente impacto negativo en el ánimo con el que vas a enfrentar el día», explicó Samuel*, veterano miembro de la mencionada agremiación.
«Me indigna que a estas alturas no hayan destinado sillas púrpuras prioritarias para niños interiores», afirmó Lucía*, estudiante del Sena, tradicional cantera de colados. «Mira el fuelle: es que no puede ser que ese espacio que por su naturaleza es para la meditación no lo hayan hecho insonorizado como tiene que ser».
«Se sabe que estos buses son un espacio para la formación de talentos musicales. Lo tienen clarísimo y aun así a nadie en esa p*** empresa se le ocurre hacer una m**ri**da prueba de acústica antes de recibirlos. Con decirle que me siento en el antiguo coliseo El Campín», añadió John Carbono, intérprete autogestionado de rap-diesel.
Por lo pronto se espera que un juez resuelva una acción popular interpuesta por Fenaltraco en la que se solicita deschatarrizar los articulados que han salido de la flota y así echar para atrás un proceso que debe declararse nulo «toda vez que no se contó con la activa y debida participación de un actor fundamental en el sistema como lo son quienes hacen uso cotidiano y multitudinario de él en situación de acceso alternativo».
*Nombre cambiado para proteger la identidad de la fuente.