En el estudio de la universidad de Carolina del Sur participaron 70 jóvenes latinoamericanos que bailan reggaetón con sugestivos y eróticos movimientos conocidos popularmente como «perreo» entre dos y tres veces por semana.
Los resultados que arrojó deben ser motivo de alerta entre padres y maestros. En líneas generales, se pudo comprobar que una persona con estos hábitos está sometida a un riesgo alto de desarrollar extraños comportamientos de origen canino.
«Es verdad, en un porcentaje muy alto de los jóvenes que seguimos, vimos comportamientos que no son de humanos, algunos aullan en las noches de luna llena, otros, lo pudimos constatar, han comenzado a orinar primero en la pata de su cama y luego en las patas de sofás de las casas de sus amigos para vergüenza infinita de sus padres. Unos pocos, los que más nos preocupan, ya han comenzado incluso a saludar a sus amigos y amigas mediante un cateo olfativo de su zona anal»
Ante una evidencia tan contundente, los científicos a cargo de la pesquisa recomiendan a los padres más que prohibir, dosificar el tiempo que sus hijos dedican a disfrutar de este género.
Advierten, eso sí, que de comenzar a sentir olor amoniacal en sus aposentos, evidenciar patrones de pérdida de sueño que muestren coincidencia con la evolución del ciclo lunar o una excesiva preocupación por la higiene de su zona posterior deben acudir inmediatamente a un especialista en salud mental.
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