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Venezolanos esperan para ingresar a un local de Wok. Se calcula que por lo menos 300.000 viven hoy en Bogotá.
Venezolanos esperan para ingresar a un local de Wok. Se calcula que por lo menos 300.000 viven hoy en Bogotá.

Las largas filas que a diario se observan frente a los locales de estas dos exitosas cadenas de restaurantes se han convertido en una especie de embajada venezolana en Bogotá.

Y es que la cada vez mayor cantidad de ciudadanos de este país que aterrizan en la ciudad han encontrado en ellas «un rinconcito de mi país», «un lugar para sentirnos como en casa», como las describe Marta Cichero, caraqueña que ya completa seis meses en la capital.

«Es una atracción extraña, porque muchos compatriotas han puesto a disposición sus hogares, nos han dado acceso a sus clubes, incluso sus fincas para que se reúna allá la colonia, pero siempre, no me preguntes por qué, chico, terminamos es en estas filas», añade Carlos Dudamel, quien llegó a Colombia hace apenas un año en busca de nuevas oportunidades.

«A mí me pasa que voy en otro plan, pero veo una fila de esas y termino ahí, no solo porque me alivia el dolor por estar lejos de mi patria sino porque ahí me encuentro con conocidos y charlamos muy ameno». El testimonio es de Paula Maldonado, nacida en Mérida pero criada en la capital del vecino país.

«Sí, esos manes llegan a cada rato y son hartos, como de a 20, 30 y van llegando más. Dejan pasar a la gente uno les dice que ya hay mesa y responden que no se preocupe que prefieren esperar un rato más, ya al final entran pero es como de mala gana, ¿oiga?», afirma Luis Carlos Torres, celador del restaurante Wok del Centro Comercial Gran Estación.

Al percatarse de esta tendencia, otros restaurantes de menor éxito al parecer estarían pensando en contratar extras que llenen las mesas vacías para así generar filas que permitan atraer a este nuevo nicho del mercado así como a la gran cantidad de empleados de oficinas y familias colombianas que por razones que según hallazgos recientes tendrían que ver con un ritual muisca de preparación del sistema digestivo que ha sobrevivido de generación en generación, prefieren los restaurantes que les garantizan al menos media hora de espera sobre aquellos en los que pueden sentarse inmediatamente ingresan.

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