Si le ha ocurrido que junto al grafiti que una mañana aparece en la fachada de su negocio o domicilio encuentra pegado un volante de una empresa que ofrece el servicio de limpieza de fachada sepa que no es casualidad.
Desde hace aproximadamente dos meses un sector de la autodenominada «escena grafitera» capitalina viene trabajando en llave con al menos tres empresas dedicadas a la limpieza de muros, ventanas y avisos. Así lo denunció un reconocido artista urbano quien afirma estar indignado ante el comportamiento de sus pares.
«Esos pirobos se vendieron. Ahora hacen haga de cuenta licitaciones para ver con qué limpiadora de fachadas trabajar, la que más billete les pase por dejar su publicidad, con esa se van. Y han hecho ÉL billete, tanto que ya tercerizan la vuelta, ya ni van ellos. Ponen es a unos pelados a rayar que van en una camioneta con refrigerio y quetales y luego a repartir los volantes luego. Haga de cuenta unos impulsadores de los de los supermercados. Esos son los mismos que empezaron con lo del seguro anti-rayón, que era cobrarle a los barrios para no rayarlos», afirmó «Black fish», reconocido exponente del arte callejero. Añade que, según sus propias investigaciones, todo comenzó en el seno de una familia que tenía un hijo grafitero y otro limpiador de fachadas que no se hablaban hasta que descubrieron que podían monetizar fácilmente su antagonismo.
«Los que nos critican es por envidia. Ellos no han entendido que el grafiti cambió hace rato, que es una maricada quedarse en el romanticismo del que raya por hacerse el pillín y se abre. Nada, el arte urbano evoluciona y los que se quedaron pues allá ellos, nosotros si en cambio nos abrimos al cambio, a la innovación. Esto nos lo aconsejaron en un taller de emprendimiento que tomamos en la Cámara de Comercio. Y no vaya a poner que es confabulación, nada men, es pura alianza estratégica, es la re-sinergia», responde «Terinso», promotor de este tipo de asociaciones dentro del gremio.
Ante la denuncia, la Superintendencia de Industria y Comercio se declaró desconcertada y «maniatada», mientras que un vocero de la Alcaldía expresó que ese tipo de emprendimientos son un gana-gana soñado y digno de imitar pues «potencian la economía popular, el arte urbano y desangran la economía familiar de las mafias de los hogares de clase media burguesa y fascista ¡no pasarán, todos al balcón!», concluyó.
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