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En lo que los psicólogos llaman un “eco por solidaridad publicitaria”, Joaquín Jorojoy, el indio arhuaco que había servido de modelo al caricaturista Ricardo Rendón para la cajetilla de cigarrillos Pielroja, murió el pasado domingo en un ancianato de Santa Marta.

Según fuentes de soda, el líder comunitario falleció a los 110 años, consecuencia de una mezcla entre racismo, olvido y caries. El deceso sucedió justo una semana después de la muerte de Eric Lawson, popularmente conocido como el “hombre Marlboro” o “el hombre de la marca que casi ningún latino sabe pronunciar bien”.

El desconocido nativo costeño, cuentan sus compañeros de cuchicomio, admiró a Lawson desde que debutó en la campaña publicitaria que tan famoso lo hizo. Siempre quiso emularlo, a pesar de las obvias diferencias raciales. Tuvo la fortuna de conocerlo personalmente en la convención internacional de personajes emblemáticos de cajetillas de cigarrillos, el mismo año en que conoció al camello de Camel y al dueño del pene de “fumar causa impotencia”.

Obsesionado con todo lo que tuviera que ver con su colega, Jorojoy entró en depresión clínica cuando se enteró de lo sucedido con el “Marlboro man” el pasado 28 de enero. Antes de morir, expresó, en un defectuoso español, “No quisiera irme de este mundo sin la certeza de que los cigarrillos representados por mi cara, ahora propiedad de la Filic Norris, dejen de ser, en un futuro no muy lejano, la base para armar los cueros de marihuana del burro colombiano”.

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