La decisión de un juez de Sincelejo de otorgarle el beneficio de la casa por cárcel a Miguel Nule, cerebro del gigantesco robo a Bogotá conocido como el «Carrusel de la contratación» comienza a tener repercusiones inesperadas.
Una de ellas es la proliferación esta semana de personas en situación de obesidad en las Unidades de Reacción Inmediata de la Fiscalía en las distintas ciudades. Y es que la determinación del togado sentó una especie de jurisprudencia que inmediatamente hizo eco en todas las esferas del hampa nacional.
«Está complicado, lunes y martes ha sido un caos. No entendíamos por qué en los 20 metros cuadrados donde antes cabían 454 detenidos solo nos estaban cabiendo 232. Fuimos a ver y es que eso estaba repleto de gordos», afirmó un funcionario de la URI de Puente Aranda.
El fenómeno también se ha manifestado en lugares céntricos de las capitales de departamento donde proliferan personas con evidentes kilos de más intentando establecer contacto visual con reconocidos líderes de bandas dedicadas al hurto. Incluso, se han visto volantes en zonas de alta criminalidad, con mensajes como «se busca gordo que ronque, excelentes ingresos, auxilio de alimentación».
«Qué le digo hermano, uno varado, jodido, se pilla que aquí hay una posibilidad de camello, pues viene a ver qué revienta así sea robando corazones», afirmó uno ellos, entre risas, con la condición de preservar su anonimato.
«Para lo que es el hurto el uso del gordo tiene sus pros y sus contras. Juega a su favor el cliché del gordo tierno y simpático, difundido gracias al personaje de alias Botija, en televisión. Miles parten de la base de que el gordo es per se inofensivo, incluso caritativo. Esto lo aprovecharán mucho las bandas sobre todo para todos esos robos que son, cómo le digo, ‘conversaditos’. Pero claramente no es el indicado para escenarios con alto riesgo de persecución policial, ahí sus torpes habilidades motrices son su peor enemigo incluso teniendo en cuenta que el cuidado de la línea nunca ha estado entre las prioridades del patrullero colombiano»; concluyó Ruben Ávila, experto de la fundación Cuatropormil para el estudio del crimen organizado.
La polémica decisión del juez que liberó a Nule ha tenido múltiples consecuencias: desde el surgimiento de un tráfico ilegal de guata y almohadas en los penales hasta la petición de miles de internos para se les autorice ver partidos de bajo perfil de la Liga Águila con el fin, aseguran las autoridades, de deprimirse y ahí poder salir más pronto a la calle. Samuel Moreno, por su parte, se ha convertido en cliente diamante de Rappi, nuevo servicio de domicilios ‘de cualquier galguería’.