Por fin se resolvió el dilema del tratamiento que deben recibir los habitantes de calle por parte del Estado. Un convenio entre distintas entidades, desde la Alcaldía Mayor de Bogotá hasta la Registraduría, pasando por el Ministerio de la Protección Social permitió la creación de una cédula de ciudadanía light, para ciudadanos de segundo nivel. Como esta población, precisamente.
«Teníamos el dilema legal resultado de la jurisprudencia de la corte constitucional según la cual estas personas no solo son iguales a los demás colombianos, sino que tienen pleno derecho a decidir qué hacen con sus vidas, con esta figura se les otorgan los mismos derechos pero sin gluten moral y calorías éticas y ahí es donde podemos entrar a intervenir», explicó una alta fuente que participó en el diseño de la política pública.
«Es más barata esta modalidad de ciudadanía y a la larga cumple la misma función: que tengan un documento para dejar en las porterías que es, seamos sinceros, para lo único que le sirve la cédula a mucha gente», complementó, no sin ironía, un funcionario distrital.
«Mañana mismo procederemos con el inicio del proceso de cedulación. Se les entregará la cédula forrada en contact -porque te recuerdo: es light– y una edición -de bolsillo, claro- de la Urbanidad de Carreño a ver si algún día aprenden modales esos guaches. Ah, y una clase de natación por si algún día los invitan a Mesa de Yeguas y puedan quedar bien», complementó.
La iniciativa de los ciudadanos light se extenderá próximamente -con el fin de dar un salto en competitividad, según afirmó otro de los artífices de la medida- a quienes aportan su mano de obra a empresas mineras y de confección; practicantes de medios de comunicación; empleadas del servicio doméstico y deportistas que representan al país con énfasis en las jugadoras de la selección Colombia femenina que se han atrevido a alzar la voz para exigir respeto a sus derechos fundamentales.