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Una sorpresa traía la actualización semestral que hace la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de la lista de especies amenazadas. Junto al manatí pardo, al mico ahuyamero y al pavo de páramo aparecen nada menos que los metaleros.

Esta decisión al parecer habría obedecido a que el último conteo de ejemplares fue asombrosamente bajo, el cual confirma una aterradora tendencia a la baja en las poblaciones de dicha especie que habría comenzado a finales de la década de 1990 con la llegada del grunge a los oídos juveniles.

A la anterior se sumarían otras causas que explicarían el declive. Entre ellas, el alto número de lesiones testiculares de los machos en los diferentes pogos generando cuadros de esterilidad recurrentes; una cierta vibración particular de ciertas vertientes contemporáneas del género que derivaron en Nu Metal (una extraña mezcla entre música urbana y metal, olvidando aquellos recordados solos de guitarra y estruendosas baterías) que estarían, por razones que todavía son motivo de estudio, alterando y volviendo extremadamente irregular la ovulación de las hembras. Por último, algunos apuntan al cambio climático.

Y es que cambios en patrones de vientos habrían desviado los aromas provenientes de las cabelleras de los machos que solían atraer a las hembras hacia manadas de hipsters y al subgénero de los lumbersexuales, llevando a inéditos e indeseados cruces entre especies cuyo resultado son individuos estériles, como las mulas.

El caso es que atrás quedaron los tiempos en los que las guitarras de Thin Lizzy, las melenas glamurosas de Poison y los temidos sonidos de Cradle of filth hacían estremecer a las hembras metaleras. Ahora estos sacudones tienen su costo, a lo que se suma el que su constitución física, de pobres curvas y paupérrimo derriere -según se lee en en documento-, obstaculiza fecundaciones por parte de machos de otras especies. Como si todo lo anterior fuera poco, el  alto consumo de alcohol de esta población y la poca producción de feromonas reduce aún más las posibilidades de un apareamiento exitoso.

La UICN sentenció que, de no tomarse medidas para la conservación del homo metalicum, podría llegar a su desaparición, tal y como ya ha ocurrido con por lo menos cuatro subespecies tropicales de emos. De ahí que desde ya se contemplen medidas. Estas incluyen la designación de una serie de sementales de sólida genética -entre los cuáles, se rumora, podría estar Juanes, quién nunca ha renegado de su pasado- que ayuden a constituir una reserva de material genético y la posibilidad de constituirse como minoría. Esta última es la que más atrae a sus miembros, pues les permitiría acceder no solo curules en el Congreso y a programas de medianoche en el Canal Institucional sino que permitiría generar alianzas para en el futuro conformar un sólido bloque LGBTIM.

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