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Con motivo del inicio del año escolar, la Registraduría Nacional recordó a los padres que, si sus hijos pasan más de dos horas al día en un bus escolar, no podrán sacar la cédula a los 18 años, sino a los 19.

El motivo de esta polémica medida es que, según un estudio realizado por la entidad, cada niño que estudia a las afueras de las ciudades pierde en promedio 40 horas de vida al mes. Es decir, que en toda su vida escolar habrá perdido seis meses de vida durmiendo dentro de un bus.

«Me parece una medida injusta, pues tras de que sus papás buscan verlos lo menos posible y tenerlos bien lejos, ahora les van a retrasar la edad para votar o tomar trago. Ellos no tienen la culpa», manifestó la sicóloga Annie Olmedo.

La Registraduría tendrá en cuenta la distancia en kilómetros entre la vivienda y el colegio para determinar si entrega la cédula a los 18 o a los 19 años.

«Algunos papás, seguramente, lo hacen con buena intención, pues creen que entre más lejos quede y más caro sea el bono, mejor les irá en la vida a sus hijos», continúa Olmedo, «pero no piensan en las consecuencias de pasar toda la infancia entre un bus escolar».

Dentro de los que apoyan la medida, algunos argumentan que los niños que viven dentro de un bus se desarrollan mucho más tarde. El estudio reveló que, en promedio, a estos adolescentes les sale bigote y tienen su primera novia hasta un año después de los que llegan a pie al colegio.

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