Publicado el por en Bogotá, Salud y bienestar, Tendencias.

Muy preocupada se declaró la Secretaría de Salud de Bogotá ante el resultado de un estudio que sienta las bases para declarar como adictiva la conducta, cada vez más extendida, de ‘ojear’ pantallas de celular ajenas en el transporte público.

La investigación, a cargo de un completo equipo interdisciplinario de expertos, detectó que esta práctica activa los mismos circuitos neuronales que se despiertan cuando una persona inhala cocaína, se inyecta heroína o se sienta a ver toda una temporada de Game of Thrones en piyama.

Conversaciones ajenas de whatsapp encabezan la lista de contenidos adictivos, sobre todo si en estas se desarrolla una pelea conyugal, seguidas muy de cerca por timelines de Facebook e Instagram.

«Gravísimo. Registramos casos, y no pocos, de gente a la que no le importa pasarse de su estación. La decadencia de los valores. A dónde vamos a llegar. Bueno, al portal, pero igual, qué decadencia», aseguró uno de los galenos que hizo parte del trabajo científico.

El fenómeno es crítico toda vez que congestiona, aún más, el ya congestionado sistema y la inasistencia de los adictos a sus lugares de trabajo por quedarse en el articulado ‘echando ojo’ puede empezar a afectar negativamente el PIB de la ciudad.

«A mí me pasó. Varias veces he tenido que ir por mi marido hasta el portal. Me llama llorando, suplicando que lo perdone, me habla de que es algo más fuerte que él lo que lo mueve. El caso es que por sapo y metiche se pasa de donde se tiene que bajar, se sube en otro y vuelve y se engancha, todo para terminar en un portal a la 1:30 am sin un peso para llegar a la casa. Descarado. Yo ya le dije que mejor se volviera borracho o periquero, más manejable y más fácil de esconder», declaró Luz Dary Sanabria, esposa de un adicto que asegura estar dispuesto a internarse en la Fundación la Luz una vez esta abra su programa de rehabilitación con énfasis en dicha patología adictiva.

Sicólogos piden compresión con quienes padecen esta condición. «De nada sirve reprimirla, es mejor adaptarse, aprovechar que hay algo que cautiva su atención e intentar nuevas experiencias que vuelvan a encender la llama, por ejemplo. «¿Qué tal jugar al B74 en la cama y en el celular de una tercera textearle cositas picantes?», aconsejó Maritza Poveda, sicoterapeuta de pareja con especialización en erotismo aplicado en redes sociales de la fundación Lucía Náder.

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