La iniciativa es del representante por el Casanare Héctor Beltrán y tiene buen ambiente en el Congreso. «Para todos los Colombianos es sabido la connotación que tiene el color rojo en nuestros símbolos patrios, relacionado con la sangre derramada, ya es momento que demos un paso más allá y dejemos atrás estos 200 años que tanto daño le han hecho al país», afirmó. «La siguiente ley después de la del acuerdo de paz, tiene que ser esta, solo así el país podrá dar el paso hacia una nueva era de paz, desarrollo, progreso y fertilidad», añadió.
El parlamentario aseguró que el mejor argumento para su propuesta era el desempeño de la Selección Colombia una vez suprimió el blanco de su uniforme. «¿De qué color jugamos contra Brasil? ¿De qué color estaba vestido Yepes cuando le anularon el gol? Aaaahhhh…¿ve?, entonces…»
Al parecer la propuesta ha calado en el seno del Gobierno, donde también se ha llegado a mencionar la posibilidad de nombrar a Néstor Pekerman como alto consejero honorario de símbolos patrios para la paz duradera.
Como es natural, la medida ya tiene sus detractores. El Centro Democrático la tildó de castrochavista y argumentó que el rojo-sangre está en el ADN de la nación «duélale a quién le duela». Su vocero añadió además que tiene cómo demostrar que Pékerman no es Colombiano así como las Malvinas no son Argentinas; «ahora solo falta que cambien el amarillo por rojo y tendrá los mismos colores que la bandera de Cuba, para allá es que van», indicó una exaltada senadora de la bancada que lidera el ex presidente Álvaro Uribe.
En otro aspecto polémico del proyecto, se prevé que, con miras a mejorar las relaciones con Nicaragua, según se puede leer en la exposición de motivos, el istmo de Panamá, hoy paraíso fiscal, sea sustituido por el Canal Interoceánico de Nicaragua como gesto de concordia para con la nación centroamericana y como manera de decirle a los habitantes de San Andrés y Providencia que el Estado colombiano está cada vez más cerca de ellos.
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