Una anécdota dejó el regreso del presidente Juan Manuel Santos de su larga travesía europea con motivo, entre otros, de la ceremonia de entrega del premio Nobel de Paz. Cuentan quienes lo acompañaban en la caravana presidencial que mientras esta avanzaba rauda por la Calle 26 el mandatario miró por la ventana y exclamó «cómo cambió Bogotá, estos edificios no estaban cuándo me fui».
Como suele suceder en estas ocasiones, sus asesores a bordo del automóvil aplicaron el protocolo informal que han establecido y guardaron 30 segundos de prudente silencio a la espera de que Santos diera pistas sobre el carácter de su apunte. Al no producirse la acostumbrada carcajada que denota sus frecuentes chistes, a los funcionarios no les quedó más remedio que asentir y afirmar «sí, presidente, tiene razón, a este país no lo para nadie y si hay paz, pues, ni se diga», observación que dejó conforme y satisfecho al jefe del Ejecutivo.