Un estudio del centro de investigación en medicina ocupacional aplicada de la Universidad Nacional reveló que quienes se sientan con frecuencia en el piso de los buses rojos de Transmilenio tienen un riesgo 70% mayor que el del resto de la gente de padecer disfunciones sexuales.
«El tipo de vibración del chasis del bus articulado, resultado del contacto de las llantas con compuesto blando como las que usan estos aparatos con el suelo de Bogotá, el cual se caracteriza por un alto nivel freático ocasiona un tipo de vibración particular que a mediano plazo produce lesiones irreversibles en la genitalia tanto masculina como femenina», afirma el doctor Kedoka Ido, médico colombo-japonés director científico de la entidad.
A lo anterior se suma otro factor de riesgo y es la constante exposición a gases de origen intestinal de los pasajeros que viajan de pie. «Estos gases tienen un cierto componente de metano que es un reconocido agente inhibidor de líbido y ferormonas», explica Ido.
«Es un estudio multidisciplinar, incluyó además una juiciosa recopilación de datos en notarías. Allí nos dimos cuenta de que aquellas ubicadas en zonas aledañas a troncales registraron el doble de casos de divorcios en los últimos diez años, esto complementa lo encontrado en las personas, la mayoría estudiantes de bajo cociente intelectual, que hicieron parte de la muestra».
Enterada del asunto, la gerencia del sistema desatendió la orden del alcalde Gustavo Petro de culpar del hecho a las mafias de los laboratorios que producen el viagra y el bórax y optó por lanzar la novedosa campaña «el que se para, se le para».
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