La Organización Neighbors For a Better World que anualmente mide el clima de convivencia en copropiedades a lo ancho del planeta entregó hoy los resultados de su estudio de este año, los cuales no dejan bien librada a Colombia. Y es que estos señalan que los colombianos somos los peores vecinos del planeta.
El trabajo tuvo en cuenta elementos como decibeles promedio producidos por residentes de apartamentos en horarios de medianoche y madrugada; cantidad de veces que en un edificio los residentes no devuelven el carrito del mercado; dejan sucio el salón comunal; vomitada la piscina -donde aplica-; rotas las raquetas del ping-pong; con aroma a gases intestinales el ascensor y sin regalo de navidad al portero.
Fundamental también fue el registro del número de altercados por uso indebido de bienes comunes tales como el área de asados, el parque, el salón comunal, shut de basuras (en particular cuando es utilizado como letrina improvisada) y, sobre todo, la zona de parqueo para visitantes. Por primera vez se contó con el acompañamiento de entidades animalistas de cada país que se ocuparon del trato de la gente a sus mascotas, contabilizando horas que dejaron ladrando al perrito y ocasiones en las que facilitaron sonidos molestos propios de la cópula felina producto de gatas sin esterilizar.Así mismo, expertos musicales midieron la afinación de los cantantes amateur que dan rienda suelta a su faceta reprimida los sábados y domingos en la mañana.
Por último, y un ítem determinante, se consideró qué tanto tiempo tomaba evacuar el ítem proposiciones y varios en las asambleas anuales. Aquí el país perdió cualquier opción de no ocupar la indeseada primera posición del escalafón, pues el edificio -teniendo en cuenta los de todas las ciudades, grandes, intermedias y pequeñas- con el mejor tiempo señaló un triste guarismo de cuatro horas y quince minutos.