Preocupadas están las autoridades con la nueva modalidad de robo que se viene presentando en buses y andenes bogotanos. Cada vez son más los casos de ciudadanos cabizbajos que llegan a las URI de la Fiscalía a denunciar que antisociales los han despojado de las ganas de vivir.
Al parecer, se estarían valiendo de un escáner aureoenergetico de última generación que logra extraer la enzima anadeas motivae, presente en las endorfinas. Esta es la encargada de estimular las zonas de la corteza cerebral responsables del entusiasmo y la motivación cotidiana. Dichas enzimas estarían siendo exportadas ilegalmente a fábricas en China en las que se registran altos índices de suicidio por las deplorables condiciones de los empleados. Allí pagarían hasta 10.000 dólares por cada una.
El testimonio de una de las primeras víctima es desgarrador. «Fue hace un año. Me subí al SITP pletórico. Comenzaba el año con trabajo nuevo, con la ilusión del matrimonio con mi novia por fin este año. Es que ella solo me dio el sí cuando le mostré que había logrado de salir de Datacrédito, algo que por fin conseguí, y con la buena noticia de que me habían aceptado en la universidad para poder hacer la maestría que tanto quería. Estaba, como dicen, con ganas de devorarme el mundo, pero luego de que esas ratas me pasaran el aparato ese todo cambió. Me bajé triste, sin ganas de nada, si acaso de meterme a hacer fila a un banco un día entero. Para que se haga una idea: llegue a mi casa a pegarme a llamar al conmutador de la EPS no porque necesitara un médico, sino porque quería sufrir, hacerme daño. Oía los Smiths,monté un blog de Tim Burton, me metí, como ve, en una dinámica autodestructiva muy tremenda: compraba pasajes en VivaColombia, me pasé a Claro, llegué al extremo de buscar asambleas de edificios y conjuntos frenéticamente solo para meterme y sufrirlas enteras».
«Cuando mi familia me vio así se preocupó. Me mandaron donde sicólogos, siquiatras, coaches ontológicos y nada. Luego que brujos, clarividentes, chamanes, expertos en social media y nada», añade.
«Fue gracias a un primo que está en la Dijin. Él me habló de casos así que se estaban presentando. Que eso le tiraban a cualquiera, sobre todo a la salida del Capitolio, sin importar. Que una de las víctimas famosas era el senador Robledo y otro el senador Rangel, ¿sí se los ha pillado? más serios que gato cagando».
Mientras las autoridades aseguran haber conformado un bloque de búsqueda contra los responsables de esta nueva modalidad de hampa, la víctima que pidió reserva de su identidad se recupera hoy en un centro de rehabilitación a las afueras de la ciudad. Allí comparte habitación con el único asistente al Equidad-Petrolera del torneo pasado y un niño al que sus padres dejaron, por accidente, todo un día encerrado en su habitación viendo Señal Institucional.