El domingo 16 de noviembre en horas de la tarde el Brigadier general Rubén Darío Alzate Mora se internó en las selvas del chocó sin su esquema de seguridad y sin avanzada, omitiendo todos los protocolos diseñados para mantener su integridad.
Aunque el oficial a su regreso ayer afirmó que no pretendía más que ganarse la confianza de la comunidad, AP ha podido establecer que la verdadera motivación que tenía era la de verificar información de inteligencia suministrada por dos indígenas.
Al parecer, todo empezó cuando llegó una información a la unidad de inteligencia de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán informando del avistamiento de la legendaria ciudad perdida “El Dorado” en lo profundo de la selva del Chocó.
Según un documento clasificado, “dos individuos autodenominados indígenas pertenecientes a la etnia que le da el nombre a este departamento, se pegaron una voladita para hacer cositas en la selva, cuando vieron una ciudad conformada por alrededor de 20 casas hechas de fajos de dólares y bolívares”.
Fuentes al interior de dicha unidad han confirmado de manera exclusiva a AP que esta fue la razón que llevó al General se infiltrara en el área. Quería conocer de primera mano lo que podía ser el mayor éxito operativo de la Fuerza Pública, después de la guaca del 2003. Según habrían informado los aborígenes, la ciudad estaba a unos 3 kilómetros rio arriba de donde se vio por última vez al general.
El oficial habría tomado la decisión de ir prácticamente solo para verificar esta información acompañado solo por una abogada, dado que “quería evitarle problemas legales a los soldados, y que él estaba dispuesto a asumir toda la responsabilidad legal en el caso de que el Estado reclamara también esta ciudad como si de una guaca se tratase”.
No está claro en qué momento de la búsqueda tuvo lugar el desafortunado encuentro con unidades del frente 34 de las Farc responsables de su posterior secuestro.
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