Publicado el por en Ambiente.

El recordado minero o ‘minerito’ que fuera la imagen de  la extinta corporación de ahorro y vivienda Colmena falleció anoche en el Hospital San Vicente de Paul de Remedios, Antioquia.

Sumido en la pobreza y castigado por el inclemente olvido de millones de colombianos, el otrora popular personaje se había radicado en esta población antioqueña tras sufrir un despido calificado por él como injusto por parte de la empresa minera legal en la que laboró durante más de cuarenta años. En Remedios y, en general, en la región del bajo Cauca antioqueño alternaba el barequeo con el ofrecer sus servicios a destajo a los cientos de inescrupulosos que en esta parte del país explotan sus recursos mineros de manera ilegal.

En una entrevista que le concedió a un medio local hace dos años, el minero había descrito su triste situación. «Jamás me pagaron salud ni pensión, y eso que era una empresa formal. Un día llegué y me encontré con que un pelado estaba en mi puesto con la razón de que yo tenía que pasar por recursos humanos. Me despidieron sin siquiera darme las gracias. Me regalaron una libretica, un bolígrafo y una pelotica antiestrés con la marca de la empresa como indemnización -asegura mientras por su mejilla ruedan tres lágrimas-. Yo lo único que se en la vida es barequear y por eso terminé acá, porque aquí mal que bien con lo del barequeo y con algunos trabajitos que resultan -en cuyos detalles prefiere no profundizar- me hago al menos lo del diario».

Según el reportero, para cuando concedió la entrevista ya eran evidentes los síntomas de la exposición al mercurio: sus habilidades motoras estaban deterioradas, presentaba dificultad al respirar y eran evidentes ciertas falencias cognitivas.

Como es bien conocido, Colombia es el tercer país del mundo con mayores índices de contaminación por mercurio. Esta tóxica sustancia es utilizada en grandes cantidades para la extracción ilegal de oro no obstante su reciente prohibición a través de una ley que entró en vigencia en julio de este año.

Su fallecimiento se suma al de la también recordada abejita Conavi en Turbaco, Bolívar, el pasado mes de marzo. Ella perdió la vida tras extraer el polen de una flor previamente fumigada con un insecticida neocotinoide.

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