El cruce de dos problemas que hoy afronta el país pueden dar pie a una solución definitiva para ambos. El gravísimo desafío que para la biodiversidad y el bienestar de las comunidades de la región del Magdalena medio representa el crecimiento sin control de la población de hipopótamos – los descendientes de aquellos tres que Pablo Escobar trajera al país a comienzos de la década de 1980 para su hacienda Nápoles ubicada en el corregimiento de Doradal, municipio de Puerto Triunfo, Antioquia- puede estar en miras de resolverse.
Esto gracias a otra situación muy problemática, como lo son los cada vez más frecuentes abusos del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD, de la Policía Nacional.
Y es que un informe revelado hoy calcula que la población de estos voluminosos y sin embargo tiernos mamíferos podría llegar a los 150 en diez años todo por no contar con un predador. De no tomarse medidas, en veinte años se estarían constituyendo como minoría exigiendo entre otras ser consultados para dar su aval en obras de infraestructura que tengan lugar en la región y por lo menos una curul en la Cámara de Representantes.
Es en este contexto que surge propuesta emanada de este mismo cuerpo policial de abandonar su actual rol para constituirse en el anhelado predador. Todo a cambio de que se les permita usufructuar la carne de los hipopótamos, bien sea en la modalidad de cadena de asaderos populares o como insumo para platos de alta cocina de aquellos que proponen diálogos de saberes y sabores siempre en porciones mínimas y platos enormes.
Lo cierto es que la idea avanza por buen camino. En el marco de un plan piloto reciente, un puñado de ‘robocops’, como se les conoce popularmente, no solo se constituyeron en los primeros seres humanos que doblegan una manada de diez hipopótamos en estado de profunda ira. Y no solo eso, en cuestión de diez minutos los efectivos arrasaron también con diez canecas con cabeza de hipopótamos, seis manatíes y le propinaron graves heridas a Edwin Cardona quien pasaba unos días de descanso en compañía de su familia en un hotel de la región.
De no concretarse la iniciativa, Cornare, la autoridad ambiental a cargo de esta problemática baraja otras opciones. Estas van desde convertir al Magdalena Medio Antioqueño en destino de cacería para millonarios estadounidenses y europeos hasta la posibilidad de obligarlos a ser prestadores de servicios ambientales, estatus que, con cuentas de cobro pagaderas a 240 días, toneladas de papeles y documentos para radicarlas e injustas retenciones por parte del fisco muy seguramente los llevaría al suicidio.