Publicado el por en Innovación, Salud y bienestar.

La noticia del nacimiento del segundo hijo de James Rodríguez, Samuel, mediante el método de gestación subrogada, ha permitido descubrir otras modalidades sorprendentes del mercado de alquiler de vientres.

No solo las divas del jet set mundial están recurriendo a este sistema. Cada vez son más los hombres con serias carencias en materia de salud emocional que en momentos de desolación y de nostalgia suprema por la madre están recurriendo a esta modalidad de escape de la realidad que los agobia.

Mediante un procedimiento quirúrgico del que se conocen muy pocos detalles (solo se sabe que se requiere de un snorkel y una cremallera), mujeres de distinto origen le están prestando este servicio a varones en situación de inmadurez emocional con un deseo irrefrenable de volver al útero. Solo que esta vez es literal.

La moda se ha posicionado en particular entre ejecutivos de poderosas corporaciones, sometidos a enormes presiones. Cada vez es más común ver en su séquito, junto a sus asistentes y personal de seguridad a una matrona.

«Son hombres con baja autoestima que no fueron abrazados cuando bebés. Hasta ahora sabíamos que crear polémica por cualquier cosa desde sus cuentas de Twitter,  la compra de camionetas 4×4 o el recorte del exhosto de la moto eran remedios caseros para la falta de amor propio, pero el método definitivo para la cúspide de la pirámide social es, sin duda, el alquiler de vientres», explicó Marlene Monroy, sicóloga y coach motivacional.

Por 40 millones de pesos al mes, el arrendatario tiene derecho a revivir por unas horas la sensación de protección y certeza sobre su lugar en el mundo que solo una madre puede proporcionar.

Por supuesto, no faltan los contradictores a este polémico acuerdo. En redes sociales, varios tuiteros se han ofrecido, por una fracción de la tarifa, a darle al cliente fueteras o palmadas con la mano abierta, según ellos porque es lo que una buena madre debió hacer con ellos desde el principio.

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