Al resolver una tutela interpuesta por un ciudadano alegando la protección del derecho a la vida de los millones de microorganismos que habitan los buses viejos del sistema Transmilenio el juez 932 del circuito de Bogotá ordenó a esta empresa revertir la chatarrización de los articulados de la fase I, actualmente en curso.
«La empresa deberá iniciar en un plazo no mayor a 72 horas la deschatarrización de estos neoecosistemas urbanos. Los vehículos que ya pasaron por este proceso deberán ser rearmados y regresados inmediatamente a la flota del sistema», reza la providencia del despacho judicial.
La decisión fue inmediatamente aplaudida por los colectivos postanimalistas que desde hacía varios días adelantaban una protesta frente a la sede de Transmilenio en reclamo por ‘la masacre en curso de millones de microorganismos que desde hace varios lustros habían dado pie a una biodiversidad sin par en estos vehículos».
«Y no solo eso: relecturas que deconstruyen ciertas teorías reaccionarias de la biología nos ofrecen una perspectiva turboinclusiva en la que no se descarta que tras más de veinte años de ensamblados esos fierros ya hayan adquirido algo similar a una autoconsciencia en clave diesel según la escuela de la neoentropía vial-fractal de los autores franceses Lebussy y Le Wolf. Es decir, que los buses ya sean seres sensibles y por ello merecedores de nuestra movilización y acción permanente en defensa de su dignidad», afirmó Cindi Calixta Román, integrante del colectivo que adelanta el plantón.
«¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿Y quién va a pesar en los elfos?????!!!!!», exclamó, desencajado, el líder de un colectivo que defiende a los seres del submundo que, asegura, con frecuencia se aparecían en los fuelles de estos articulados pasadas las 9 de la noche.