El debate sobre el alcance de los derechos de los animales sirvió para que la Corte Constitucional zanjara un debate aún más antiguo: el del mismo asunto, pero con relación a las impresoras. El alto tribunal, al resolver una tutela, fue enfático en que estos aparatos son seres sintientes por lo que deben gozar de derechos.
Todo a propósito de un caso famoso en su momento de un hombre que fue detenido en Palmira tras despedazar a su impresora. Miembros de un colectivo animalista lo descubrieron en flagrancia y exigieron a la Policía su captura.
«Ellas sienten, claro que sienten. Te lo hacen saber a diario, solo que vos no estás siempre en el nivel de consciencia necesario para asumirlo. Cada vez que se paralizan porque vos mismo te paralizás del miedo lo que pasa es que te están comunicando algo, y es su increíble facilidad para la empatía, para sentir a la par que vos. Igual, cuando estás contento, ellas se ponen contentas, ¿o es que alguna vez se te ha trabado un tiesto de esos cuando estás relajado y feliz?», argumentó ante los patrulleros del cuadrante que atendieron el caso Antonio Moreno, líder del colectivo «El animal sos vos».
«Entendé hombe, entendé, tengo que pagar la cuota del crédito ya o sino me ponen abogado, tengo hasta las 4:00 que es cuando cierran el banco y esta desgraciada ahora no quiere imprimir el recibo», afirmó, por su parte, Misael Polanía, autor del destrozo como respuesta a la indignación de los jóvenes.
Como era previsible, Polanía fue dejado en libertad horas después toda vez que la legislación colombiana no contempla como delito el destrozar un dispositivo de este tipo y tampoco se trató de daño en bien ajeno pues la impresora era propia, del café internet del que Polanía y su familia derivan su sustento.
Tras un plantón en torno a los restos del aparato rodeados por velas, los integrantes del colectivo procedieron a radicar una tutela buscando que se le amparara a la víctima el derecho a la igualdad, así fuera post-mortem. «Su victimario merece la misma suerte de cualquier otro que haga semejante barbaridad con un ser sintiente», aseguró entonces Moreno.
La tutela fue negada por el juez octavo promiscuo de Palmira, decisión que los activistas apelaron y que llegó a instancias del Tribunal Superior del Valle que procedió de igual forma. Fue entonces cuando la Corte la seleccionó, lo que permitió el pronunciamiento que generará polémica, pero, sobre todo, obligará a los energúmenos a pensarlo dos veces antes de descargar su ira de manera violenta contra su impresora cada vez que esta decida, compasivamente, paralizarse en una situación de pánico del usuario.