Publicado el por en Salud y bienestar, Tecnología, Tendencias.

Un antes y un después en la crianza infantil marcó ayer Lorena Peñaranda, ibaguereña y madre del pequeño Matías, de apenas cuatro años.

Peñaranda no solo no impidió, sino que además estimuló a su hijo para que corriera por el apartamento con unas tijeras de punta fina en la mano derecha.

En esas se encontraba su retoño cuando irrumpió Nelly, su vecina y compinche quien, muy preocupada, le preguntó que se si se había vuelto loca y que «por qué no hacía algo ya para impedir una tragedia».

Acto seguido se produjo el siguiente intercambio que dejó tambaleando una amistad de dos décadas:

«Ay no, amiga, es que no ve que por el guazá me llegó un mensaje, que dizque dejar correr a los niños con tijeras en la mano ayuda a que se formen como líderes, por todo eso de que aprenden lo que es asumir riesgos desde pequeñitos y que eso dizque es buenísimo para que resulten emprendedores y luego hagan billete cuando grandes», respondió airada.

«Pero cómo se le ocurre, ¿cómo va a creer eso? ¿No ve que si se cae se puede sacar un ojo y después el lío para que lo atiendan?», le contestó Nelly, quien no tiene teléfono inteligente.

Lorena le respondió, bastante molesta por la intromisión de su vecina en la crianza de su hijo: «Me perdona, Nellicita, pero la mamá de Matías no es usted y yo solo le creo al guazá, duélale a quién le duela».

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