En el colegio Santa Francisca de las Cinco Llagas, en Salamina, Magdalena, el estudiante Estívenson Martelo*, del grado séptimo, tuvo una transformación en su cuerpo tras leer el libro Platero y yo, como tarea de la asignatura de lenguaje.
La madre del niño contó a la emisora Satélite Estéreo que, tan pronto empezó a leer, a su hijo le salió un pelaje gris en la cara y las orejas empezaron a crecer.
El libro corto, del escritor español y ganador del premio Nobel de literatura Juan Ramón Jiménez, narra poéticamente la vida y obra del burro Platero, mascota del autor.
«Eso pasa por los colegios poner a los pelaos a leer libros que fomentan la zoofilia», opinó Efraín Salcedo, vecino de la familia. «Vamos a hacer una una quema de libros, que le hacen daño a la familia y a la moral», enfatizó otra vecina, mientras movía una pancarta que decía «No a la leptura» (SIC).
El caso se suma a la polémica de esta semana, por cuenta de unas cartillas distribuidas por el Ministerio de Educación, que buscan actualizar los manuales de convivencia de los colegios para disminuir los casos de discriminación.
En redes sociales se conoció otro caso en Neiva, donde un niño empezó a leer Pinocho y sintió que se estaba poniendo de palo.
Padres de familia un poco más progresistas mencionaron que el niño ya era burro de nacimiento, solo que ya había llegado a la pubertad.
*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad del equino.