Desconcertada ha dejado a las autoridades una banda delincuencial conocida como los «Digineas» dedicada exclusivamente al hurto de datos de sus víctimas.
Pero no van tras el teléfono, la dirección, el número de la tarjeta de crédito o la respuesta de si estudian o trabajan de aquellos ciudadanos que han caído en sus garras. Lo que persiguen es la información que guarda cada celular sobre gustos, fobias, vicios, pasiones, rutinas, anhelos, frustraciones, terrores, esperanzas y desatinos de su propietario.
Uno de sus integrantes aseguró desde la clandestinidad que ‘coronar un celuco ya no aguanta’ toda vez que dicho acto delictivo supone el tener que dedicarle tiempo valioso a desbloquear el dispositivo, llevarlo a los puntos de acopio que todo el país conoce, negociarlo y luego ‘encartarse con el efectivo’.
Asegura el delincuente que cuando lo hurtado es la metadata, esta es ahí mismo transmitida a reconocidas multinacionales ávidas de este tipo de información. «Se las sube uno, pagan por paypal y quedas libre el resto del día para pasar tiempo de calidad con los pelados».
Tal amenaza ha sido recibida de manera ambigua por las autoridades. Un alto oficial de la Dijin fue claro: «Sí, es verdad que se trata de una amenaza para la seguridad ciudadana, pero también es una actividad que nos ayuda a posicionarnos en todo esto de la economía naranja que quiere el presidente. Decir que nuestros ladrones ya han alcanzado ese nivel de sofisticación e innovación te hace hinchar el pecho de orgullo patrio en seminarios internacionales».