Luego de la angustiosa pérdida del alcalde de Bogotá durante ocho horas en el cerro de Monserrate, junto con varios funcionarios, el burgomaestre confesó que tuvo que recurrir al canibalismo para sobrevivir en condiciones muy adversas.
«El alcalde estaba completamente perdido y desubicado, pero no de la manera habitual. En el recorrido perdimos toda señal de celular y él empezó a angustiarse mucho, porque no puede pasar más de dos horas sin mandar un trino», contó uno de los funcionarios que lo acompañaban. «Luego, el hambre empezó a apremiar y tuvimos que tomar esa penosa decisión. La secretaria de Educación había llevado unos refrigerios escolares, pero ninguno se los quiso comer».
Presa del pánico, el Alcalde empezó a mirar a sus acompañantes, para elegir quién debía sacrificarse por el grupo. «Decía que había visto una película de un rescate de un equipo de rugby, y que esa fue la única forma en la que salieron con vida. Después dijo que el menos indispensable era el secretario de Medio Ambiente», relató entre lágrimas otra de las funcionarias, que además aseguró no haber sido capaz de comer carne humana. «Logramos convencerlo de comerse mejor a un funcionario de la CAR, que estaba más gordito», puntualizó.
El resto de acompañantes afirmó que tampoco fueron capaces de comer carne humana y que afortunadamente fueron rescatados por los bomberos media hora después. Uno de ellos dice que siente miedo de que al Alcalde le quede gustando.
El malogrado funcionario, a quien voceros de la administración piden llamar «héroe urbano» -aunque permanece el debate de si será urbano o rural pues aunque lo ocurrido fue en predios del distrito era en estricto sentido área rural- respondía al nombre de José Julián Torres Villegas y se desempeñaba como auxiliar contable en la entidad.
Desde ya toma vuelo la iniciativa para que la reformulada reserva Thomas Vanderhammen pase a llamarse «la Torres Villegas».