Un extraño hecho se registró esta mañana en un bus de TransMilenio que cubría una ruta hacia el Portal Norte, cuando los pasajeros se percataron de que todos tenían la misma actividad informal de venta ambulante.
«Yo me subí colado, normal, y cuando entré al bus esperé a que un compañero que estaba vendiendo aspiradoras terminara su turno, pero ahí mismo empezó Wilson, que es un conocido que toca el arpa llanera, luego siguió otro y otro, hasta que nos dimos cuenta de que todos en el bus éramos vendedores», cuenta Eduardo Benavides, comerciante de veneno para ratas.
Otro asesor comercial, habitual en la ruta, comentó que la coincidencia fue tomada con humor por todos: «Nos dio la risueña cuando caímos en la cuenta de que no había público. Todos estábamos tratando de vender algo. Nos tocó bajarnos a buscar un bus con menos vendedores», comentó, entre risas, un vendedor de pescado seco proveniente de Maracaibo, Venezuela.
Al consultar a un patrullero de la policía asignado a la estación en la que todos bajaron acerca de la creciente proliferación de vendedores, pidió no revelar su nombre y explicó que la situación se debió a que hoy se realizaban operativos fuera de las troncales para «reeducar» habitantes de la calle de la tercera edad. «Uno no tiene el don de la ubicuidad como para estar al mismo tiempo controlando a los vendedores y a los abuelos que andan en la calle haciendo de las suyas. Hay que fijar prioridades».