Tras varios años de sicoterapia, meditación y terapia con minerales según la tradición Perumeda, Fernando París, legendario tuitero bogotano bajo la identidad de @Notario_de_Twitter, tuvo la certeza de haber resuelto la totalidad de sus asuntos emocionales pendientes. Acto seguido, borró su perfil en Twitter, el cual había acumulado en diez años 345.677 seguidores y más de 400.000 trinos.
‘Pude por fin marcar distancia de mi madre, resolver de una buena vez lo de la figura paterna, reformular mi relación de pareja hasta alcanzar un óptimo satisfactorio para ambos, afrontar y vencer viejos miedos surgidos de episodios traumáticos de infancia, desarrollar un sentido del autocuidado y un grado óptimo de autoestima. Incluso superé mi fobia por las ambulancias. Me siento renovado, querido por una energía superior, con un lugar en el universo y en paz con la creación. Ahora me permito ser incoherente, decir pendejadas poco trascendentales, ¡cambiar de opinión sobre un tema! ¡Pedir pitillos en los restaurantes!. No sé entonces qué sentido tiene seguir en esa red’, declaró, visiblemente emocionado, a este portal.
‘Aprendí que la medida de mi amor propio la establezco yo mismo y no la cantidad de retuits o favs de un trino, puedo vivir con plenitud sin necesidad de ser viral, me quiero a mí mismo así tú me bloquees o me des unfollow‘.
Otrora cerrado al humor, los amigos de París han notado una transformación en este sentido: ‘Uy, antes no se le podía hacer ningún chiste por que se ofendía. El colmo fue cuando se puso iracundo que porque estábamos revictimizando a un joven vulnerable en situación de biciemprendimiento naranja. Pero sí, ha cambiado, ya se pueden hacer chistes de pastusos y fresco, hasta se ríe’.
Pero sin duda el elemento que mejor refleja lo ocurrido con Paris es la estética de su hogar, que también cambió. ‘No se imagina la emoción que fue entrar a su apartamento en Teusaquillo y ver color. Color, sí color. Flores, unos cuadros, pocillos rojos, un sofá nuevo púrpura. Es que antes era muy triste, todo blanco y negro’, afirma Yaneth, su señora madre. ‘Yo no se qué me le hicieron, pero ahora sí busca colores, porque los ve, incluso los grises. Es que antes solo veía todo en blanco y negro y pues todo lo compraba en esos dos tonos, era muy cruel, muy doloroso para una como madre’.
Militante fanático, grado Talibán, de una causa política, desde que experimentó esta renovación interior, París también la abandonó. ‘No es que me haya dejado de interesar la política. De hecho todavía me preocupo por lo que va a pasar con Colombia, pero ahora creo que puedo hacer más por mí y por mi gente con los pequeños cambios cotidianos que implemente en mi vida que repartiendo insultos a diestra y siniestra en Twitter y juzgando a todo el mundo solo para resaltar mi supuesta rectitud y bondad como hacía antes’.